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El verano pasado, el segundo diamante más grande jamás descubierto fue extraído con cautela de las profundidades de la mina Karowe en Botsuana, propiedad de la firma canadiense Lucara Diamond.

Con un peso de 2492 quilates, su colosal tamaño (suficiente para llenar una mano adulta) indica que habría que remontarse a 1905 para encontrar una piedra de mayor tamaño. Esa piedra sería el famoso diamante Cullinan, extraído en Sudáfrica, y que acabaría llegando (en varias partes) a las joyas de la Corona británica.

La conservación de una gema tan grande es casi tan difícil como desenterrarla. Karowe utilizó un sistema de recuperación de diamantes por rayos X, desarrollado por Lucara, para preservar los diamantes grandes y de gran valor, y protegerlos del proceso de trituración del mineral. Se instaló después de que otro de los grandes hallazgos recientes de la mina, el diamante Lesedi La Rona, sufriera durante su paso por el molino de la planta. Aunque los diamantes sean muy duros y difíciles de rayar, pueden romperse con relativa facilidad.

Es difícil asignar un valor a la joya, aún sin nombre, ya que se desconoce su calidad y su potencial de tallado. No obstante, en 2016, la BBC informó que un diamante de la mitad de tamaño, hallado en la misma mina, había ido a parar a manos de un joyero londinense por 63 millones de dólares. En 2019, un hallazgo aún mayor (1758) fue a parar a manos de Louis Vuitton por una suma no revelada.

Sea cual sea la geología de Karowe, parece que propicia que las piedras batan récords.

Cuando se identificó este nuevo diamante, se dice que el jefe del equipo de guardia llamó al director ejecutivo local y le gritó por teléfono: “¡Misión cumplida!”. No se equivocó. El Financial Times informó que, tras el anuncio, este hallazgo único catapultó la cotización de las acciones de la empresa aproximadamente a un 40 %.

Pero ¿hasta qué punto es útil un diamante gigante?

El diamante más caro jamás vendido en una subasta fue el Pink Star en 2017, extraído por De Beers en Sudáfrica y vendido por 71 millones de dólares. Sin embargo, en realidad fue el color brillante (la pista está en el nombre) más que su tamaño (132 quilates en bruto) lo que influyó en la enorme suma.

En realidad, los megadiamantes no son tan fáciles de vender. No hay muchos coleccionistas que dispongan del dinero suficiente, y convertir esos diamantes en gemas más pequeñas y rentables es una tarea compleja, arriesgada y estresante, que requiere una enorme habilidad. (El diamante Pink Star tardó 20 meses en tallarse).

No obstante, pueden tener otro propósito más importante. Las llamadas piedras “de legado” que tienen una historia asociada representan algo positivo para una industria del diamante que necesita despertar el entusiasmo en el mercado. Y, sin duda, atrae la atención sobre Botsuana y su industria del diamante, hasta el punto de que el presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi, presentó la gema al mundo por primera vez. Con la piedra de casi medio kilo en la mano, Masisi declaró estar abrumado y reconoció que se sentía afortunado por haberla podido contemplar en su vida.

Con justo motivo, el presidente y director ejecutivo de Lucara, William Lamb, afirmó en un comunicado: “Estamos muy contentos por la recuperación de este extraordinario diamante de 2492 quilates”.

Otros gigantes del mundo de las gemas

El zafiro más grande: Star of Adam, un zafiro estrella azul de forma ovalada, con un peso de 1404 quilates, descubierto en Sri Lanka en 2015. Valor estimado entre 100 y 300 millones de dólares.

La esmeralda más grande: se cree que es Bahía, extraída en Bahía, Brasil, en 2001, de aproximadamente 1 700 000 quilates. (Casi 350 kg). La esmeralda ha tenido un accidentado historial de propiedad, hasta el punto de que llegó a ser confiscada por el Departamento del Sheriff de Los Ángeles en el marco de un litigio. En noviembre, un tribunal dictaminó que la esmeralda debía devolverse a Brasil. Su valor es casi imposible de estimar, pero se han sugerido cifras de hasta 400 millones de dólares.

El rubí más grande: Star of Fura se descubrió en Mozambique en 2022 y se vendió en 2023 por 34,8 millones de dólares, lo que lo convierte en el rubí más grande y caro jamás subastado; 55 quilates, el doble del tamaño del anterior rubí de mayor tamaño encontrado.

Y para variar, la perla más grande: Giga Pearl es la perla no nacarada certificada más grande que existe. Pesa más de 27 kg, mide casi 40 cm de largo y actualmente se exhibe en una escultura de pulpo de oro. Su valor se ha estimado en hasta 200 millones de dólares. Se trata de una reliquia familiar, heredada de generación en generación, que nació en el interior de una rara almeja gigante. Como “perla blíster”, creció a lo largo de la valva interior de la almeja, en lugar de dentro de su manto, lo que explica su tamaño.

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