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El Día Mundial del Agua 2025 de las Naciones Unidas aborda el tema de la preservación de los glaciares. Se sabe que el aumento del nivel del mar se está acelerando, pero aún no es demasiado tarde para evitar los peores efectos. Se puede y se debe hacer más, escriben el Dr. Jamin Greenbaum y Erol Yayboke.

El nivel medio global del mar está aumentando a un ritmo acelerado y más rápido en el siglo XX a comparación con otro momento de los últimos tres mil años. La pérdida de masa de los glaciares y las capas de hielo fue lo que más contribuyó al aumento del nivel del mar a partir de 2006 (sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático [Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC]).

En vista de estos cambios drásticos recientes, ¿es prudente preguntarse cuánto podrían empeorar estos cambios y cuáles podrían ser los impactos en nuestra sociedad global?

La evidencia geológica proporciona algunas pistas sobre la primera pregunta: los estudios que utilizan datos paleoclimatológicos han demostrado que el nivel del mar actual es en realidad de 6 a 9 metros (aproximadamente 20 a 30 pies) más bajo de lo que era la última vez que las condiciones en la Tierra eran similares a las que son hoy (Kopp et al., 2009), en un momento hace casi 125 000 años llamado el último periodo interglacial (Last Interglacial period, LIG).

El LIG es interesante porque, en términos climáticos (por ejemplo, temperatura media global) y geológicos (por ejemplo, al considerar el movimiento tectónico y la erosión), la Tierra era básicamente idéntica a lo que es hoy. La única diferencia significativa es que los homínidos aún no se habían industrializado.

El nivel medio global del mar aumentó más rápido en el siglo XX en comparación con cualquier otro momento de los últimos tres mil años.
Foto: Shutterstock

Dado que el nivel del mar subió mucho más en un momento en que las condiciones climáticas eran similares a las actuales, predecir lo que causará durante el resto de este interglaciar es urgente, sobre todo para el 11 % de la población mundial en zonas costeras bajas (Neumann et al., 2015), que generan el 14 % del producto bruto interno mundial (Magnan et al., 2022).

Las proyecciones estiman que casi 190 millones de personas viven en áreas que podrían encontrarse por debajo de la marea alta para 2100, en escenarios de bajas emisiones, y aumente a casi 630 millones (Kulp y Strauss, 2019) en escenarios de altas emisiones que incluyen posibles inestabilidades de los glaciares de la Antártida (DeConto y Pollard, 2016). Tan solo en los Estados Unidos, el aumento relativo del nivel del mar podría amenazar a 273 000 personas y 171 000 propiedades para 2050 (Ohenhen et al., 2024).

Siguen existiendo grandes incertidumbres en los modelos físicos utilizados en esos estudios (Edwards et al., 2019) y el IPCC reconoce que es posible que las tasas de aumento del nivel del mar sean superiores a las previstas debido a procesos de inestabilidad de la capa de hielo que aún no se habían incluido cuando se realizó el sexto informe de evaluación.

Estas incertidumbres son la base de muchos proyectos de investigación en curso respaldados por agencias de financiación internacionales como la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.

Como ciudad costera baja, Miami es especialmente vulnerable a los impactos del cambio climático, entre los que se incluyen el aumento del nivel del mar.
Créditos: Shutterstock

Desafortunadamente, al igual que el cambio climático en general, el aumento del nivel del mar se produce de manera desproporcionada en lugares que están menos preparados para hacer frente a sus impactos.

Sin duda, Miami y Copenhague afrontarán costos y catástrofes climáticas periódicas, pero desafíos similares en lugares como Yakarta y Lagos podrían tener repercusiones más duraderas, sobre todo en las personas que viven allí.

Estas personas son muy conscientes de las consecuencias del cambio climático. El aumento del nivel del mar no solo afecta a quienes viven a pocos kilómetros de la costa, sino que también puede provocar la intrusión de agua salada para los agricultores del interior y puede contaminar las fuentes de agua subterránea vitales para los seres humanos y los animales por igual.

Indonesia está construyendo una nueva capital llamada Nusantra ubicada en la isla de Borneo en respuesta al riesgo que representa el aumento del nivel del mar en Yakarta.
Foto: Shutterstock

A pesar de que la urbanización rápida, el hacinamiento y otros factores sociológicos contribuyeron a su decisión (por no mencionar que tienen sus propias soluciones),Indonesia decidió recientemente trasladar su capital a la isla de Borneo, en gran parte debido al aumento del nivel del mar y a otros factores ecológicos que pronto generarán que Yakarta no pueda satisfacer las necesidades de sus residentes.

Porciones significativas de Yakarta se encuentran dentro de aquellas áreas que podrían encontrarse por debajo de la marea alta para 2100 y las tierras agrícolas costeras en regiones críticas productoras de arroz como Java Central podrían enfrentar problemas significativos de salinidad del suelo. Los indonesios afectados directa o indirectamente por estos desafíos buscan soluciones sostenibles… no siempre en zonas productivas.

Los nigerianos también están prestando mucha atención. Las comunidades a lo largo de los 853 km de costa de Nigeria se enfrentan a condiciones climáticas extremas y al aumento del nivel del mar con una frecuencia cada vez mayor. Y cuando las inundaciones interiores dañinas, y cada vez más frecuentes, afectaron grandes franjas del país y provocaron el colapso de una gran presa en septiembre de 2024, el análisis de los datos discursivos y conversacionales de FilterLabs.AI mostró un cambio negativo sustancial en el sentimiento. Los nigerianos no estaban contentos y culparon de forma clara (y acertada) al cambio climático por las inundaciones desastrosas.

Imagen 1: La opinión de los nigerianos sobre el cambio climático puede fluctuar de forma drástica según los acontecimientos del mundo real.
Fuente: FilterLabs.AI

Los datos geológicos muestran que el aumento del nivel del mar podría empeorar de forma significativa, mientras que los datos discursivos y conversacionales muestran que las consecuencias en el mundo real podrían empeorar aún más la situación.

Se puede trabajar mucho para frenar el cambio climático y ayudar a las personas tanto a adaptarse como a prepararse para afrontar los tiempos aún más difíciles que se avecinan. Los ejemplos de adaptación positiva abundan, desde los esfuerzos innovadores senegaleses para limitar la erosión costera hasta la restauración de las marismas de San Francisco y la reubicación física de personas (en Indonesia y otros lugares vulnerables como Fiji). En conclusión, se debe hacer más en más lugares y hacerlo no es solo imperativo desde el punto de vista humanitario.

Ya sea en Yakarta, Lagos o en muchos otros lugares desproporcionadamente afectados de forma negativa por el cambio climático, el análisis de sentimientos demuestra que proporcionar soluciones inmediatas y a largo plazo es crucial para mantener la estabilidad en algunos de los países más poblados (como Indonesia en el número 4 y Nigeria en el número 6) del mundo.

El Dr. Greenbaum y su equipo quieren comprender lo que impulsa el derretimiento de la capa de hielo antártica y cómo predecir mejor el aumento global del nivel del mar. 

No es demasiado tarde para evitar los peores efectos proyectados del aumento del nivel del mar a través de los esfuerzos de mitigación del clima. Sin embargo, dos siglos de industrialización lograron que las medidas de adaptación costosas sean inevitables.

Priorizar y planificar estos proyectos será más sencillo a medida que los científicos continúen mejorando nuestra comprensión de los procesos acoplados de inestabilidad entre la atmósfera, el hielo y el océano que impulsan el derretimiento y retroceso veloces de los glaciares.

No se puede dejarse de recalcar el valor de estos esfuerzos: el IPCC estima que solo 1 metro de aumento del nivel del mar podría poner en riesgo alrededor de un billón de dólares del producto bruto interno (PBI) mundial, con aproximadamente el 50 % del impacto concentrado en Asia y otro 30 % en Europa. Debemos conocer cuándo esperar estos impactos a lo largo de nuestras costas y necesitamos saberlo lo antes posible.

El Dr. Jamin Greenbaum es geofísico polar en el Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego. Su trabajo se enfoca en la observación y comprensión de áreas de las regiones polares que son importantes para predecir el aumento del nivel del mar, pero a las que es difícil acceder mediante enfoques convencionales. Ha dirigido o apoyado 18 expediciones polares de colaboración internacional a través de una combinación de plataformas aéreas y marinas en la Antártida y Groenlandia.

Erol Yayboke dirige la investigación para una empresa de análisis de datos en crecimiento, FilterLabs.AI, y es miembro sénior (no residente) del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (Center for Strategic and International Studies, CSIS). Completó su servicio en el gobierno Biden-Harris como jefe adjunto de personal del subsecretario de defensa, antes de lo cual fue asesor sénior del gobierno en la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (U.S. Agency for International Development, USAID)/Oficina de Ayuda Humanitaria (Bureau for Humanitarian Assistance, BHA). Antes del gobierno, Yayboke fue miembro sénior del Programa de Seguridad Internacional (International Security Program) y director del Proyecto sobre Fragilidad y Movilidad (Project on Fragility and Mobility) en el CSIS.

Fuentes

IPCC. 2023. Resumen para los responsables de la elaboración de políticas. En Cambio Climático 2023: informe de síntesis. Contribución de los grupos de trabajo I, II y III al sexto Informe de evaluación del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, editado por el equipo principal de redacción, H. Lee y J. Romero, 1–34. Ginebra, Suiza: IPCC.

DeConto, R. M., y Pollard, D. (2016). Contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar en el pasado y en el futuro. Nature, 531(7596), 591–597.

Edwards, T. L., Brandon, M. A., Durand, G., Edwards, N. R., Golledge, N. R., Holden, P. B., et al. (2019). Revisión de la pérdida de hielo antártico debido a la inestabilidad de los acantilados de hielo marinos. Nature, 566(7742), 58–64.

Kopp, R. E., Simons, F. J., Mitrovica, J. X., Maloof, A. C., y Oppenheimer, M. (2009). Evaluación probabilística del nivel del mar durante la última etapa interglacial. Nature, 462(7275), 863–867.

Kulp, S. A., y Strauss, B. H. (2019). Los nuevos datos de elevación triplican las estimaciones de la vulnerabilidad global al aumento del nivel del mar y a las inundaciones costeras. Nature Communications, 10(1), 4844.

Magnan, A. K., Oppenheimer, M., Garschagen, M., Buchanan, M. K., Duvat, V. K. E., Forbes, D. L., et al. (2022). Riesgos de aumento del nivel del mar y beneficios sociales de la adaptación en las zonas costeras bajas. Scientific Reports, 12(1).

Neumann, J. E., Emanuel, K., Ravela, S., Ludwig, L., Kirshen, P., Bosma, K., y Martinich, J. (2015). Efectos conjuntos de la marejada ciclónica y el aumento del nivel del mar en las costas de Estados Unidos: nuevas estimaciones económicas de impactos, adaptación y beneficios de la política de mitigación. Climatic Change, 129(1–2), 337–349.

Ohenhen, L. O., Shirzaei, M., Ojha, C., Sherpa, S. F., y Nicholls, R. J. (2024). Ciudades que desaparecen en las costas de Estados Unidos. Nature, 627(8002), 108–115.

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