¿Hay algún límite sobre la altura a la que se puede colocar una turbina? ¿Es incluso necesario que se apoye en el suelo? Esto se suma a otras cuatro ideas de energía renovable que empujan los límites de la innovación.
En enero de este año, China inauguró oficialmente el parque eólico de máxima elevación más alto del mundo: 25 turbinas en 140 000 metros cuadrados, a 4600 metros de altura, en la región autónoma de Xizang. El parque tiene una capacidad de 100 megavatios y, eventualmente, debería satisfacer las necesidades energéticas de más de 200 000 residentes de la ciudad cercana de Nagqu. Sin embargo, el proyecto debe superar tanto el desafío del bajo rendimiento de la delgada atmósfera como el aumento de la erosión debido a las rigurosas condiciones. Los resultados que se obtengan encauzarán el futuro de otros esquemas similares en los territorios elevados de China, y podrían revolucionar el suministro de energía en sus regiones más remotas. (A partir de 2023, China se adelantó cinco años a su ambicioso objetivo de alcanzar los 1200 gigavatios de energía verde para 2030).
Sin embargo, en otro giro en la “energía de gran altitud”, China también demostró una escalera de paraguas de cometas enlazadas, similares a paracaídas, diseñadas para capturar los poderosos vientos más altos en la atmósfera. Las cometas se elevan primero a 500 metros mediante un globo de helio, y luego utilizan el viento para abrirse por completo. China Energy Engineering Group afirmó tener una capacidad instalada de 2×2,4 megavatios, que aprovecha la energía del viento de entre 500 y 3000 metros.
El concepto de aprovechar los poderosos vientos dentro de la corriente en chorro ha sido objeto de muchas propuestas en la última década… además de intereses cambiantes. Es posible mencionar desde modestas cometas que generan energía al ser arrastradas hacia el cielo y que luego son traídas de regreso mediante un sistema de carrete, hasta “naves nodrizas” flotantes que transportan turbinas a gran altitud.
Hace diez años, el viento de gran altitud o “atmosférico” era aclamado como una fuente de energía renovable para el futuro, y un estudio de la Universidad de Stanford estimó que la cantidad de energía disponible en la corriente en chorro era 100 veces mayor que las necesidades de nuestra civilización. El potencial es enorme.
A pesar del entusiasmo por la vasta promesa energética de la idea (incluso Google lo intentó mediante el apoyo al proyecto eólico atmosférico Makani, hasta que lo concluyó en 2020), los obstáculos resultaron persistentes y constantes. La manera en que se debe forjar un cable de retención lo suficientemente fuerte como para sostener las cometas, sin que sea tan voluminoso como para dificultar la recuperación la energía, es solo uno de ellos.
¿En cuántos otros proyectos de energía renovable una idea inteligente se choca con la dura realidad? ¿Cuántos al menos pasan a la etapa de prueba? A continuación, se mencionan cuatro.
- La torre de corriente ascendente solar es un concepto que se basa en uno de los primeros y quizás menos célebres inventos del hombre, la modesta chimenea. Si se colocara en el desierto, una gran edificación tipo invernadero construida alrededor de una chimenea alta, se usaría el calor del sol para calentar el aire atrapado debajo, haciendo que suba por la chimenea. Si las temperaturas y el flujo de aire son los adecuados, la corriente ascendente debería ser lo suficientemente potente como para impulsar una turbina en la parte superior de la chimenea. El concepto ha sido probado con éxito en prototipos, pero todavía tiene dificultades para encontrar aval a gran escala. Los costos iniciales de construcción pueden ser altos y las tasas de conversión de energía, bajas. Lo cual es una lástima, ya que podría tener la ventaja de proporcionar una solución de bajo mantenimiento para regiones remotas, utilizando materiales relativamente simples.
- Cobertura de canales con paneles solares. Una idea simple, que tuvo más éxito y que ahora se está explorando en California. Techar los canales de distribución de agua con paneles solares no solo genera electricidad, sino que reduce la evaporación. Un estudio de la Universidad de California demostró que cubrir los 6450 kilómetros de los canales del estado (una tarea para nada fácil) permitiría ahorrar 250 000 millones de litros de agua al año, y haría que los paneles fueran más eficientes al mantenerlos más frescos.
- Generadores de espiráculos. La energía undimotriz no es nueva, pero este es un giro que promete una construcción más simple y la capacidad de tener unidades pequeñas y fáciles de producir que brinden servicio a las comunidades costeras. En lugar de aprovechar directamente el movimiento de las olas para producir energía, los generadores de espiráculo utilizan el agua en movimiento para impulsar el aire hacia arriba y hacia abajo dentro de una columna de hormigón y accionar una turbina. Es más fácil de construir, tiene menos piezas móviles y se ha probado con éxito en las aguas poco profundas de la isla King de Australia, suministrando electricidad a los residentes locales.
- Por último, su propia energía nuclear personal. Bueno, todavía no, pero queremos mencionar al inventor sueco Richard Handl, quien se hizo famoso (o tal vez infame) por tratar de construir un reactor nuclear en miniatura en su cocina. Reunió pequeñas cantidades de tritio, berilio, uranio y otros elementos químicos de varias fuentes (el radio provenía del raspado de las manecillas luminosas de relojes), y los cocinó en su estufa. Después de un contratiempo (bueno… ejem… una pequeña explosión) decidió diligentemente que lo mejor era ponerse en contacto con las autoridades locales para preguntar si sus actividades eran totalmente legales. Como era de esperar, la respuesta fue “no”. Handl fue finalmente multado por infringir la Ley de Seguridad Radiológica. Pero debemos admirar su creatividad. Sobre todo, porque obtuvo la mayoría de los materiales de eBay.